Extractos de una sesión de diván conmigo misma sobre “Lo que ya no vemos - Esto que ya no se ve”
Se ve HOLA proyectado en una pared, un saludo.
Ósea que una proyección saluda al público.
Es un hola y un punto.
Luego hubo una afirmación del principio: “esto es más o menos un principio”
Y una pronta expulsión de él: “he eliminado el principio”.
La culpabilidad es una femme fatal que detesta la soledad y por eso, la sustituye.
“Han eliminado el principio”.
Público=cómplice.
Artificio=combate de enunciados al servicio de la cosas.
Una cosa=el humor.
Otra cosa= usar todo lo que hay.
Y otra= complementar el paisaje exterior con el paisaje interior,
Y la principal: la negación que confirma.
Y la síntesis: NO.

El “no” es un adverbio que refuerza, contrasta, denota, confunde y va directo al meollo de la cuestión, sus apariciones son suelas de botines recubiertas de goma eva, le sacan crédito al sí pero le devuelve el valor expresivo a la vitalidad del presente. Si esto que veo ya no lo veo y alguien me lo confirma, es un acto de generosidad; a veces, es necesario tomar consciencia de la cualidad efímera de la existencia, de la apariencia (eso que al aparecer ya está desapareciendo).

¡Ah!, y en otro plano, lejos del no, lejos de un adverbio, siento que nunca voy a tener certeza de adónde puede haber un destornillador escondido.
Por Josefina Imfeld
Sobre apertura residencia Ignacio de Antonio Antón