Sobre OBRA: Resistir
Ir a ver una obra de danza comienza cuando se te ocurrió sacar las entradas o mismo cuando te invitaron. Recomienza cuando salís de tu “casa”, llegas a la obra, la ves, salís, te vas con pepe a tomar una birra y charlar. Es un todo, es ir a comprar la manzana, llegar a tu casa, quitarle la cáscara, cortarla en trozos, ponerle miel.

Pienso en el pulso vital, en el tránsito, en el núcleo de la Tierra, en el fueguito (como dice Galeano: Somos un mar de fueguitos), en el don de problematizar para crear estrategias artísticas, en la curiosidad como un patrón a celebrar, en la acción como misión, en la no acción como misión, ambas protegiendo la noción de pasividad; no hay pasivos inertes, hay pasivos lectores a merced de la espera. La espera cuando lee el todo, el marco que no enmarca sino que contiene las ganas de romper, de subvertir cábalas injustificables. Pienso en la materia prima de los colectivos cuando es flexible y se adhiere a las zonas más vertiginosas, en los proyectos cuando se vuelven carnívoros y es imposible apagarlos. Pienso en las fuerzas externas del poder que creen que pueden bajar la programación de un festival de danza por no poner en regla la infraestructura de una sala así no más; agradezco que existan otras fuerzas con más potencia para no dejarse atravesar por los límites que imponen los sectores tiránicos de la cultura.

Pienso en Resistir, la obra de Tamara Cubas, haciendo eco de todo lo que pienso. Pienso en resistir como una manifestación escénica, una vibración constante, una tropa de jinetes, en la animalidad de los cuerpos que no cargan pretextos. Pienso en que los puntos suspensivos no son condición necesaria de la incertidumbre, en el devenir de esa energía que los revuelca y los vuelve más humanos. Pienso en el filo de desprenderse de la ropa, en la desnudez como un signo de coherencia, de tomar el toro por las astas, de embriagarse en una tormenta.
RESISTIR
Sobre OBRA: Resistir
#RESISTIR (Más bien soportar)
El espacio esta lleno de madera, tablas arrumbadas de forma de que al entrar ya nos plantea una idea: la resistencia del piso a la funcionalidad de la danza.

Los interpretes nos esperan distribuidos en diferentes partes del manojo de tablas lo que nos plantea otra idea: cada cual tiene un potencial de resistencia propio que vencer.

Aparece otra idea: la multiplicidad de direcciones, con las dificultades propias y del compartir el espacio

De a poco los intérpretes se instalan en una esquina, comienzan a moverse de forma reiterativa al unísono con la respiración, se ve masa, se ve grupo, se ve una barra de fútbol alentando a su equipo.

Se cae la segunda idea, ya no son muchos individuos que enfrentaran solos el movimiento y las tablas.

Comienzan a tomar la diagonal, aparece otra idea: Esto será solo una diagonal en "increscendo" de movimiento y respiración.

Se cae la primera idea, ya no veremos la resistencia del piso a la funcionalidad de la danza

Aparece otra idea: Esto terminara con todos desnudos del otro lado de la diagonal

Se cae la idea de la multiplicidad de direcciones, de las dificultades propias y del compartir el espacio.

Ahora cabe soportar los minutos que quedan para que ambas premisas, la de diagonal e increscendo terminen en un todo desnudo

Aparece otra idea: En esta obra el que resiste es el intérprete, el que especta más bien soporta.

Terminan todos desnudos al final de la diagonal, las demàs tablas y todo ese potencial aparecido al inicio ni se tocaron, han resistido, hemos aguantado, el aplauso de rigor.

Ha terminado.
En un paisaje en tiempo real o una maqueta en escala humana, manos minuciosas e impersonales manipulan materiales diversos, de ámbitos disímiles. Éstos bien podrían componer un catálogo de sustancias definibles entre más o menos transparentes, que pueden descomponerse en polvo, que pueden arrugarse, que pueden descomprimirse, que pueden estirarse, que pueden volcarse, que son líquidas, que son sólidas.

Una posible historia de estos materiales podría ser escrita con los ojos cerrados, a través de su sensibilidad táctil. Su directa relación con una percepción háptica trastoca, a través del tiempo, lo que se va construyendo como imagen.

Introducir el cuerpo en escala humana trae consigo devenir arruga de modo rugoso. Desde un arriba, que no tanto, el plano se vuelve tridimensional. Arrugar el tiempo también se vuelve posible. De un momento a otro, de un derrame de petróleo puede pasarse a un derrame de cuerpos. Las tarimas ofrecen espacio para la contemplación. Un lugar para la circulación de movimientos sigilosos a modo de no introducir sonidos maderosos en la composición.

Como en un juego, la organización se va desenvolviendo como se desenvuelven caramelos: unos seres sostienen la atención en lo que van transformando en delicadezas disponiendo la materia de nuestros cuerpos y la corporalidad de las materias.

Si hay un canal por el que se comunican las catástrofes, ese es el de la delicadeza, la delicadeza de construir una imagen posible para lo que no tiene nombre. Abrir la puerta a una catástrofe mientras delicadamente otras son realizadas.
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Delicadeza

háptica visual
Sobre APERTURA DE PROCESO: Viaje a una planicie arrugada
Sobre APERTURA DE PROCESO: Viaje a una planicie arrugada

Desarrugarse
Arrugar. 1. Hacer que la piel, una tela, un papel u otra materia flexible tenga arrugas. 2. Verbo pronominal (arrugarse) Acobardarse ante una amenaza o un peligro.

Superficie que no debemos pisar, los pies en altos, no tocar lo negro.

Lo liso es como lo perfecto: solo existe en su imperfección.

Observamos el ritual. Hombre y mujer trabajan sobre la superficie en la que se apoyan. Mueven cosas, se desplazan, aprietan, vuelcan, manchan.

Intervienen con meticulosidad el espacio dispuesto bajo sus pies. Como si siguieran un diagrama fríamente calculado.

Cada zona sufre un accidente en el que la materialidad es casi ultrajada. Cada elemento es maniobrado como si se tratara de un abuso indiscriminado sobre aquello que simplemente está ahí.

Parece una cartografía observada desde la estratosfera donde estos homínidos gigantes causan destrozos.

Construcción de otra geografía que interviene lo previo. Bombardeo, destrucción y sin embargo, abstracción de la acción hasta estetizarla.

Las escalas entran en juego así como las texturas y temperaturas. Carbón negro, cálido. Líquido oscuro que se derrama. Hielo. Viento. Henna en polvo, seca, que se esparce. Papel blanco que se arruga.

El gigante cobarde no parece arrugarse. Luego de haber pedido unas disculpas que no alcanzan, repite hasta el cansancio “lo agradable”/ “lo insoportable”. Voces que se oponen y resuenan en el delay de la sala.

Voces que saltan del arte móvil y plástico de la performance, a la crudeza de la vida.

Eso vi yo.

Y no me arrugo.
Erogeneizar
Sobre LABB: Nosotres
Cuerpo masa. Orificios. Aperturas.

Espacios por donde circulan energía, alimentos, microorganismos, microsensaciones, bacterias eróticas.

Un pulpo que extiende sus tentáculos

¿Hasta dónde se proyecta el organismo?

¿Cuánta superficie puede ser erotizada?

Romper con el estigma y descentralizar el placer.

Una toma de posición sobre el propio territorio de goce.

¿Qué me penetra? ¿Cuál es el recorrido posible del deseo en mi superficie?

Abro la boca, la cierro, la frunzo, la aprieto, la mojo.

Los orificios son puntos clave en un camino que me atraviesa el centro.

Lo sacudo, lo contraigo, lo expando, le imprimo una corriente centrífuga, lo concentro en un impulso centrípeto.

Soy una onda espiralada que nunca pasa por el mismo lugar.

Imagino y percibo sin discernir cuándo estoy haciendo una cosa o la otra.

De repente, este gran órgano pluricelular que soy se deforma cual ameba excitada y escindida. Me doy cuenta que floto en una corriente alimentada por los deseos de otres todes que me rodean. Nos sacudimos. La electricidad nos retroalimenta. Respiramos en ese líquido amniótico donde estamos sumergidos. Mis propios espasmos me acercan y me alejan. Choco y fricciono. Saco chispas descentradas.

Estoy criogenizada.

Estoy erosionada.

Estoy homogeneizada.

Estoy heterogeneizada.

Estoy erogenizada.

Estoy.
FIESTA.

QUE FANTÁSTICA,

FANTÁSTICA ESTA
Sobre CIERRE FIESTA + Hyedrah Club
Nos encontramos en el cuerpo, el goce y la calle, espacios que nos pertenecen.

Mi cuerpo es mío y hago lo que quiero. Donde termina y empieza el tuyo, nos descubrimos, como un enigma que se transforma.

Tu cara sonríe como la mía. Somos libres gobernantes de nuestros deseos. Nos enlazamos fluctuantes entre la mayoría que dancifica políticamente la calle.

Nos alquimizamos.

Arrugamos las superficies extendiendo el cuerpo más allá de sus orificios, o desde sus orificios.

Allí habitamos el entre de las cosas, los intersticios que son puentes liminales sin dueño.

Ejercemos nuestro resistir transpirando las telas que nos cubren a todes nosotres. Somos tejidos y fascias que atravesamos en caravana el espacio propio.

Deshacemos cualquier Arcadia, desordenamos, desestructuramos.

Venimos desde donde vamos, en una espiral que nunca pasa por el mismo punto.

Estamos aquí, visibles e invisibles como todo lo pardo en la noche. Bailando como un gag dentro un videoclip imaginario.

Por eso nos abrimos y construimos estas redes como una mega máquina de colaboración.

Generamos zonas de encuentro, de práctica, de apertura, de utopía posible. Performando los espacios que nos rodean y pertenecen.

Somos lo público y lo político. Una hiedrah que va cubriendo la ciudad con su verdor vital.

Ponemos el cuerpo en la escena como trabajadores de esta fábrica que se manifiesta hacia el futuro.

Somos cataratas arqueológicas que caen a cántaros en la web y se solidifican en la calle.

Somos.
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